Si nos preguntaran cuál es el mayor secreto de la felicidad, la respuesta sería sin duda, el principio 90/10 de la actitud positiva…
Si solo pudiéramos dar una respuesta a la pregunta de ¿cómo ser feliz?, nuestra respuesta sería la ley o principio 90/10 del escritor Stephen Covey. Es un principio muy básico, su premisa es que la vida se resume en un 10% lo que nos ocurre, y un 90% la forma en como reaccionamos a ello, en la actitud positiva o negativa que adoptemos.
Resumiéndolo aún más, podríamos decir que la actitud positiva es el secreto de la felicidad, pero… ¿realmente es así?. Vamos a analizarlo un poco más en profundidad.
Si preguntamos a varias personas, algunas te dirán que el secreto de la felicidad es tener dinero o que te toque la lotería. El no tener problemas económicos nunca más no estaría mal ¿verdad?. Otras personas serían felices viajando el resto de sus vidas. Algunas encontrarían la felicidad en conseguir ese cuerpo de modelo que tanto desean. Otras en asegurarse buena salud para el resto de sus vidas.
Las respuestas a “como ser feliz” son tan variadas como personas hay en el mundo. Pero la inmensa mayoría cree que sería feliz ganando más dinero, o con un hecho concreto o un golpe de suerte que le proporcionara lo que mas desea. Y es posible que así sea… Temporalmente.
Todos tenemos algún recuerdo de niños, cuando deseábamos ese ansiado e increíble juguete por el que hubiéramos dado todo lo que teníamos. O ya no tan niños cuando hemos soñado con el coche deseado, o el móvil de moda de última generación. Y si tuvimos la suerte de conseguirlo… ¿Realmente nos proporcionó la felicidad eterna? ¿O nos duró solo un tiempo hasta que se pasó la novedad y lo dimos por sentado?.
Ese es el problema de basar nuestra felicidad en hechos puntuales, en objetivos concretos. Nos hayan llegado por azar, o hayamos tenido que trabajar duro para conseguirlos, supeditamos nuestra felicidad al momento en el que ocurran estos hechos. Y una vez que se consigan, nuestra búsqueda de la felicidad se reiniciará al poco tiempo y volverá a comenzar con otro “juguete” u objetivo distinto.
Este modo de ser feliz funcionaría si fuéramos una de esas personas agraciadas a diario por la suerte o consiguiéramos día tras día todo lo que deseamos. Lamentablemente, lo más seguro es que no seamos de ese 0.0001% de “suertudos” ni que nos toque la lotería día si y día también. Y que seamos una de esas personas a las que de vez en cuando nos pasan cosas buenas, y a veces, por desgracia también malas, como a todo “hijo de vecino”.
Parece que el secreto de la felicidad real y duradera no es que nos ocurra un hecho puntual ¿cierto?. No podemos dejar nuestra felicidad en manos del destino y dejar que dependa de las cosas que nos ocurran, de ese 10% de hechos que pueden ser buenos o malos. Visto así casi suena a locura, pero es lo que casi todos hacemos cada día, dejarnos llevar a diario por los sucesos que nos van ocurriendo.
Entonces… ¿Donde está el secreto para ser feliz?. La respuesta es más simple de lo que esperamos, en tomar las riendas de nuestra felicidad, cambiar nuestro patrón de pensamiento, y adoptar una actitud positiva ante cualquier hecho que nos ocurra, ya sea bueno o malo. No dejar en manos del azar como y cuando seremos felices o desdichados, sino aprender a confrontar las situaciones con una actitud feliz y positiva.
Sobre el papel puede parecer fácil, pero en la realidad es algo que lleva su tiempo, que necesita práctica y entrenamiento. Tener una actitud positiva ante la vida no es levantarse y decirle al espejo “hoy va a ser un gran día”, porque lo olvidaremos al primer contratiempo que nos encontremos.
Es algo que debemos ir entrenando, empezando con cosas pequeñas, por ejemplo cuando perdamos el autobús y tengamos que esperar diez minutos al siguiente, o cuando se encoja nuestra camisa favorita, o un compañero de trabajo nos ponga la zancadilla.
Poco a poco iremos descubriendo la fuerza que hay detrás del principio 90/10. A medida que veamos como puede cambiar nuestra vida una actitud positiva nos esforzaremos más en aprender a usarla. Habrá veces que fallemos, el secreto está en detectar como y cuando hemos fallado, e imaginar como hubiera sido y que habría pasado con la actitud correcta.
Para entenderlo mejor vamos a poner un par de ejemplos, el primero de ellos en vídeo:
Cómo ser feliz: Actitud positiva o negativa
Un ejemplo de actitud positiva o negativa en el hogar, y efectos de las reacciones:
Un ejemplo de actitud positiva o negativa en el trabajo, y efectos de las reacciones:
Llegas al trabajo contento porque la última idea que le diste a tu supervisor tiene mucho potencial y podría valerte un aumento, o como mínimo el reconocimiento al duro trabajo que haces a diario. Al comienzo de la reunión descubres sorprendido que tu supervisor no te menciona y se atribuye el mérito,. No puedes cambiar lo que está sucediendo delante de ti (no sería muy decoroso gritar en la reunión que la idea es tuya), pero si puedes afrontarlo con dos actitudes distinta, veamos las opciones y sus consecuencias:
Actitud negativa:
Pasas el resto de la reunión pensando la poca vergüenza que tiene tu supervisor. Enfadado y con cara de pocos amigos, pensando en como ha podido hacerte esto, en que no es justo y en todo lo que trabajaste en la idea. Distraído maquinando veinte maneras distintas de vengarte no articulas palabra en toda la reunión, aunque quisieras tampoco podrías por el monumental cabreo, bastante ocupado estás intentando disimular tu mirada de odio.
El resultado es que pierdes toda oportunidad de intervenir en la reunión debido a tu enfado, y que los superiores, que han notado tu cara de mala leche, creen que eres una persona malhumorada. Esa oportunidad que se presenta pocas veces de impresionarlos con tus conocimientos o tu trabajo se ha desvanecido, y has dejado una impresión negativa, y de falta de colaboración e iniciativa. Todo esto ocurría sin que te percataras mientras estabas ocupado conteniendo tu enfado.
Actitud positiva:
Sabes que no ha estado bien lo que ha hecho, lo aceptas y te sientes decepcionado por su comportamiento, pero no permites que te afecte y buscas soluciones en lugar de enfocarte en el problema. Piensas en que ventajas tienes y te das cuenta de que tu conocimiento de la idea (ya que la has desarrollado) es tu mejor arma. Durante la exposición realizas preguntas que evidencian la falta de conocimiento de tu supervisor, y tu mismo indicas las soluciones posibles y tu versión para mejorarlas.
El resultado es que sin quererlo, has puesto en evidencia a tu supervisor ante los superiores, demostrando que ha presentado una idea que además de no ser suya no ha profundizado en ella como para defenderla. También has demostrado iniciativa, curiosidad y preocupación por el desarrollo de la idea, además de un evidente dominio del tema, que habrá dejado ver que posiblemente tu fueras el autor de la misma. Lo cual aún te habrá hecho ganar más puntos por no airear las malas artes del supervisor y además demostrar sutilmente que tenias mucho que decir.
Un último ejemplo de actitud positiva o negativa en la pareja:
Sales cansada de trabajar, al llegar a casa tu pareja esta en el sofá viendo la tele con cara de pocos amigos y apenas te regala un hola. Notas con cierto descontento que a pesar de haber llegado varias horas antes que tu, no ha preparado la cena ni limpiado los cuatro cacharros del fregadero.
Actitud negativa:
El cuerpo te pide dar cuatro gritos y recriminar el que llegas cansada de trabajar y que lo justo sería que en lugar de ponerse a ver la televisión hubiera hecho algo en la casa. Y así lo haces…
El resultado es que como tu pareja tampoco ha tenido un gran día, como colofón final se desata una discusión tremenda, la cuál atrae la atención de un par de vecinos que se suman a la pelea desde el otro lado del patio. Acabáis ambos enfadados entre vosotros, con los vecinos, y cada uno en una habitación sin hablar el resto de la noche ni los dos días siguientes.
Actitud positiva:
Contienes ese primer impulso y decides analizar la situación y guardar la espada de la justicia por el momento. Crees que puede pasarle algo a tu pareja y decides averiguarlo antes de prejuzgar. Te acercas al sofá y te haces sitio junto a el, cogiéndole la mano le preguntas en tono cariñoso “¿Cómo estás…?”. En este punto hay muchos posibles escenarios. Por ejemplo que te cuente que le han dado una mala noticia, que ha tenido algún problema en el trabajo, que le preocupe algo concreto, etc… Y tengáis una fructuosa charla tranquila que os alivie a ambos.
También es posible que simplemente haya hecho “el vago”, pero al acercarte a el con actitud tranquila y positiva, y decirle lo cansada que estás después de trabajar, el se sienta culpable y se ocupe de los cacharros o que salgáis a cenar fuera. Sea como sea el caso, seguramente será más agradable que una discusión y dos días de enfado.
Como veis, no podemos controlar lo que nos ocurre, ese 10% escapa a nuestro control. Pero el otro 90% de las cosas que ocurran después dependerán de nuestra actitud, de como lo afrontemos. Será complicado puesto que la mayoría estamos muy acostumbrados a actuar por instinto y quejarnos, refunfuñar cuando tenemos ocasión, y liberar nuestro estres mediante enfados. Pero no nos damos cuenta que lo que realmente conseguimos es generarnos más problemas a la larga, y un mayor nivel de estres e infelicidad.
El secreto de como ser feliz está en el día a día, que es donde pasamos la mayor parte del tiempo, en el camino, y no en la meta. Tratemos de disfrutarlo.
Para terminar os dejamos con una de las mejores charlas de TED sobre actitud del estupendo orador Victor Küppers.
Esperamos que os haya gustado el artículo y que compartáis con nosotros si en alguna ocasión habéis sido capaces de frenar vuestro instinto y hacer uso de nuestra mejor arma… ¡¡NUESTRA ACTITUD!!
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